En un pueblecito retirado de la calurosa África, un pequeño niño llamado Abasi lloraba porque tenía sed y no encontraba agua.
De repente, el viento le preguntó: -¿Qué te pasa pequeño?
Abasí débilmente contestó: - Tengo sed…
El viento le volvió a preguntar: - ¿Cómo ningún adulto te ayuda a buscar agua?
El contestó: - Nadie me hace caso, soy muy pequeño.
El viento muy orgulloso contestó: - Todos saben cuando estoy presente, y hasta a veces temen de mí...pero a partir de hoy todos notarán tu presencia.
Abasí le contestó: -¿Si? ¿Cómo?
El viento furioso le contesto: Te traeré un instrumento de viento para que todos sepan que existes.
Más tarde debajo de un árbol, Abasi sopla con un Udu...una especie de flauta redonda para que todos lo escuchen.
En una playa alejada de Australia, dos niños están cabalgando las olas. Cuando ven que se acerca gente se separan y se ocultan detrás de una duna.
El sol que estaba prestando atención les pregunto:- ¿Por qué os escondéis?
En voz bajita y tímidamente uno de los niños contestó: -Es que no podemos ser amigos...
El sol intrigado preguntó:- ¿Por qué?
Niño:-Porque dicen que somos diferentes, yo soy indígena, y nadie quiere escuchar que queremos jugar juntos.
El sol enfadado, les dijo: -Os voy a hacer un regalo para que todos se enteren que quieren ser amigos.
De repente los niños se encontraban tocando un bombo debajo de una palmera para que todos los escuchen.
Una tarde en una aldea de América, una niña se encuentra sentada a la orilla de un río. El río como es muy curioso le preguntó: ¿Qué te pasa?
La niña con una voz muy bajita le contestó:- Es que tengo un libro de cuentos, pero ya he mirado sus dibujos.
El río que es muy pícaro le dijo: -Pues léelo así me entretienes con sus dulces palabras. La niña tristemente le contó que no sabía leer, que ella quería ir a la escuela pero que en su aldea no había, y que todos los niños querían una, y finalizó “nadie nos escucha”.
De repente el río enfurecido se puso turbio, y le contestó: -Yo te haré un regalo para que todos puedan ser escuchados.
Al atardecer todos los niños estaban tocando sus panderetas a la orilla del río.
Click, clack, click. clack se escucha en una fabrica de zapatos en un pueblecito de China. Dos niños están jugando debajo de un techo de chapa mientras llueve. La lluvia como siempre se quiere empapar de cotilleos, les pregunta: ¿A que jugáis?
Ellos muy sonrientes contestan: -No jugamos, trabajamos, y si podrías para de llover te lo agradeceríamos.
La lluvia enfadada agregó:- Es que deberías estar en casa o jugando.
Los niños miraron hacia la lluvia y le contestaron: -Es que estamos atados y nadie quiere escucharnos.
La lluvia enfurecida les dijo:-Os traeré unos platillos para que nadie se quede sin escucharos. Así empezaron los niños a tocar sus platillos sin cesar.
En una cocina silenciosa europea, está Lucas comiendo de mala gana. La brisa del mediodía se cuela entre la ventana para preguntarle: ¿No te gusta tu comida?
Lucas con una voz desanimada le contesta:- da igual si como o no, nadie se dará cuenta.
La brisa preguntó: -¿Por qué comes solo?
Lucas le cuenta que desde hace muchos años come solo, sus papás trabajan para darle muchas cosas de las cuales ni usa, y que a pesar que él les dice que el sólo quiere estar con ellos, nadie lo escucha.
La brisa que de enfado se convirtió en viento le propuso hacerle un regalo para que se escuchado. Sin esperar Lucas estaba en el balcón de su casa haciendo sonar su gaita sin parar.
Desde entonces, se sabe que cuando sopla el viento fuerte y la lluvia se convierte en tormenta es porque solo quieren llamar la atención para que los niños de todo el mundo sean escuchados.
Si cerramos los ojos por unos segundos, seguramente podamos ver a todos estos niños que piden ser escuchados.
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